Esta isla es un "pequeño mundo antiguo": 12 habitantes en 24 hectáreas. Cuando el barco atraca en el pequeño puerto, da la impresión de haber retrocedido en el tiempo. El pueblo de pescadores, habitado por unos pocos ancianos y las encajeras de bolillos que siguen creando espléndidos encajes irlandeses, tiene un aire evocador y a la vez melancólico. La producción de encaje irlandés fue traída a la isla por la marquesa Elena Guglielmi. La visita al Museo del Encaje es imprescindible para descubrir su fascinante historia y admirar sus preciosos objetos.

De las islas que salpican el lago Trasimeno, la Maggiore es la que mejor se presta a una visita guiada por su perfecta combinación de arte, historia, paisaje y tradiciones. Los senderos que la atraviesan permiten descubrir vistas evocadoras, una naturaleza exuberante y joyas artísticas enmarcadas en un espléndido entorno paisajístico: la iglesia de San Michele Arcangelo, situada en el punto más alto de la isla, y el castillo de cuento de hadas de Guglielmi, cuyo aspecto torreado domina el perfil de la isla.